AÚN NO ES TARDE

Desde que comenzó su carrera me consideré seguidor de José Tomás -siempre sin perder el norte-, sobre todo durante la época en la que dirigió sus pasos Santiago López. Ví un torero diferente y con lo necesario para ser un torero grande, pero todo esto se esfumó en el momento que se cruza en el camino el "mafioso" Martín Arranz. Su forma de concebir el toreo pegó un giro de 180 grados, y comenzó lo que en su repertorio se convertiría en la tónica general: muchos estatuarios y manoletinas, olvidándose del toreo de verdad, ya que esas suertes por alto siempre fueron de alivio. Desde el momento del cambio me consideré uno de los muchos antitomasistas.
Pero ahora más que nunca estoy totalmente a favor de su vuelta a los ruedos en este momento en el que ningún torero del escalafón actual despierta interés alguno, y dónde todos están cortados por el mismo patrón. Una vuelta a los toros del diestro de Galapagar daría una inyección de esperanza a nuestra Fiesta que agoniza lentamente por culpa de taurinos y ganaderos corruptos...