miércoles, octubre 25, 2006

AYER Y HOY.


Dicen que cuando no se tiene presente sólo se habla del pasado. Y en esto de los toros cuando ese pasado ha sido glorioso y este presente tan triste, algunos sentimentales, como yo no podemos menos que estar recordando siempre el esplendor del que gozó el campo charro y que perdimos. Las esperanzas son pocas y mucho tiene que cambiar la cosa para que los ganaderos salmantinos vuelvan a conseguir la admiración que tuvieron por los aficionados, la predilección de las figuras por divisas charras y el respeto de todo el mundo en general.
Lo único claro es que antes se vivía por y para el toro pero ahora se vive de él. Romanticismo frente a comercialización. Mala pinta tiene el enfermo.